La Señora Tamara (Relato XXX) - Versión para impresión +- UltraForos (https://www.ultraforos.net/foros) +-- Foro: Comunidad Libre (https://www.ultraforos.net/foros/f-Comunidad-Libre) +--- Foro: General (https://www.ultraforos.net/foros/f-General) +--- Tema: La Señora Tamara (Relato XXX) (/t-La-Se%C3%B1ora-Tamara-Relato-XXX) |
La Señora Tamara (Relato XXX) - TheCastAway - 19/03/2022 Prólogo: Alguna vez estuve con una mujer que le tuve muchas ganas de chamo, pero que era mayor que yo y obvió que no me paró bolas. Sin embargo, la vida da muchas vueltas y la encontré nuevamente años después. Aun seguía siendo hermosa y con mucha sensualidad. Jamás me pasó por la mente que llegaría a estar con ella, aún me parecía inalcanzable. Pero la vida me dio una agradable y orgásmica sorpresa. A ella va dedicado este relato. Sergio llegó a la casa de su tía absorto en sus pensamientos. Se sentó en la sala, celular en mano sin decir palabra. No se percató de que su tía tenía una visita sino hasta que fijo su mirada en unos pies perfectamente arreglados, adornados con unas sandalias que los hacían lucir aun mejor. Fue subiendo la mirada por unas piernas bien torneadas. Su mirada estaba enfocada unicamente en esa persona, en cada detalle… Siguió mas arriba y encontró lo que imaginó sería un culo bien formado y firme. Unas grandes tetas adornaban aquel hermoso cuerpo. De repente, como cayendo en si mismo, se dio cuenta que aquella mujer lo miraba fijamente con cara de reproche… ¿Tu no disimulas cierto? Le dijo a Sergio con una voz que sentía que había escuchado con anterioridad. No supo si estaba mas sonrojado él o ella. Sergio bajo la cara y dijo, disculpe, no fue mi intención. A lo que ella le respondió: ¿Sin intención y me buceaste completica? Y soltó una carcajada nerviosa. Cuando Sergio tuvo la oportunidad de pararse para literalmente salir huyendo, su tía lo llamó: Sergio ven para que saludes a Tamara. ¿Te acuerdas de ella? Sergio enseguida abrió los ojos y le vinieron a la mente los recuerdos. ¿Como no recordarla? Su tía le cocía y cuando iba a tomarse las medidas, se escondía dentro del cuarto de costura para verla en pantaletas y sostenes. Alguna que otra vez, sin sostenes. No había manera de recordar cuantas pajas le dedicó a ella. También recordó la vez que descubrieron su escondite: La tía lo sacó guindando por una oreja y con una evidente erección debajo del short. ¿Sergito? Dijo Tamara con sorpresa. Muchacho pero tu si has crecido, caramba que cambio! Recuerdo que eras flaco y feito… Ahora eres todo un hombre hecho y derecho. Y dejame agregar, buen mozo! Tomó a Sergio y le dio un cariñoso abrazo. Cuando lo hizo, le dijo al oído: No te preocupes por la buceada que me echaste, no sabía que eras tú. Contigo no tengo problema! Sergio como pudo balbuceo un saludo y su tía al verlo le dijo: Mijo, como que ya te acordaste de ella! Bueno, aprovecho entonces para que te quedes con ella, ya vengo. Voy a la tienda a ver si aun queda de la tela que quiere Tamara para el vestido, no tardo. Antes de salir, le dijo a Sergio desde la puerta: Y no vayas a estar espiándola, ok? Sergio no sabia donde meter la cara de vergüenza mientras Tamara reía con picardía. Tamara no las había tenido fácil. Siempre había querido tener una familia numerosa. Se casó con su novio de la universidad pero no pudieron tener hijos. Hicieron de todo y fueron a varios especialistas pero no había caso, ella era estéril. Como si ya eso no fuera suficiente, su esposo falleció en un accidente de transito, por lo que enviudó siendo joven. Aunque luego tuvo varias parejas, no llegó a nada serio con ninguno. Con el tiempo y resignada a no tener una relación estable, fue amante de un par de hombres casados, pero se obstinó de ser plato de segunda mesa. Se dedicó a su trabajo donde le iba muy bien. Si tenia ganas, le escribía a alguno de sus amigos con derecho (casados o solteros) y de esa forma llevaba su vida sin rollos ni ataduras. Sergio le ofreció algo de tomar a lo que ella aceptó un café. Mientras lo hacía, sintió que Tamara no le quitaba la vista de encima y en algún momento fijó su mirada en su paquete. Lo que es igual no es trampa cierto? Dijo Sergio. Disculpa, dijo ella, me quede viendo a la nada. Ahh, así le dicen entonces, le respondió él… Tamara, al verse expuesta no dudó en confrontarlo: Ajá y cual es el problema? Si, te estaba buceando también. Creo que me la debes luego de verme vaya usted a saber hasta donde. Sergio, ya mas en confianza y llevándole el café, le dijo: Si, era un niño curioso y de verdad que no sabía nada de mujeres hasta que te vi por primera vez. Fue sin querer, estaba jugando al escondite con mi primo y el muy perro se había ido. Yo no sabía que ustedes iban a entrar ni mucho menos que te quitarías la ropa. Tampoco me imaginé que tuvieras ese cuerpo tan bonito. Supongo que me viste hasta el alma, le dijo ella. Bueno, dijo Sergio, recuerdo que solo una vez te quitaste la parte de arriba. Ese día creí que se me saldría el corazón por la boca de lo asustado que estaba. Tamara no aguantó y soltó una carcajada… Que edad tendrías? Le preguntó, como 13 o 14 años? Algo así, le contestó él. Sabes? Le dijo ella, te voy a confesar algo. Yo ya me había dado cuenta que tu entrabas y me espiabas. La vez que me quité el sostén, lo hice inventando una excusa con tu tía, quería ver como te ponías. Si mal no recuerdo, ese fue el día que tu tía te descubrió. Créeme que traté de inventar algo para quitarme todo, pero no se dio. Que bolas! Dijo Sergio. Ella continuo diciendo: Imagino que mas de una vez te viniste viéndome. Jamás, contestó él. Lo hacía después en el baño, luego que te ibas. El comentario provocó otra carcajada en ella. Es que en esa época yo era muy putica, le dijo Tamara. Andaba desatada y pues nada, joven, bonita y viuda pues, tu me dirás. La conversa terminó con la llegada de la tía, quien preguntó: Como se portó contigo? mirando a Tamara. A lo que ella contestó: Bien, de verdad que es un caballero muy atento y fue buena compañía. No me espió en ningún momento! Bueno, es hora de irme... Sergio, le preguntó, me acompañas al carro? Claro, dijo él, no hay problema. La acompañó, le abrió la puerta del carro y se despidió con un: Hasta luego, me encantó verte… A lo que ella le dijo: Ayy pero que frialdad. Ven, acercate. Y le estampó un beso en la boca. Sergio no se lo esperaba, aun así, le devolvió el beso. Ella buscó algo de su cartera y se lo entregó. Era su tarjeta de presentación. Llama cuando quieras, le dijo, y se fue. Sergio pensó que se estaba burlando de él y tímido al fin, no se decidió a escribirle. Dos días después, recibe un mensaje: ¿Tu no me piensas escribir? Lo agarró fuera de base. Claro, dijo él, solo estaba esperando la oportunidad. A lo que ella le respondió: ¿Oportunidad? No vale, que oportunidad nada, yo como que estoy perdiendo el tiempo contigo. Sergio no había caído en que le habían puesto el ojo y querían si o si. Siendo ella tan bonita y elegante, no se imaginó jamás que fuera tan lanzada. Se atrevió y le escribió: Ok, ya que nos estamos sincerando ¿Que pretendes que haga? ¿Que me aparezca en tu casa sin mas? Ella le respondió: No es mala idea! Dentro de sí, Sergio se dijo: A la verga! Esta mujer es pa lante y lo demás es cuento! Ok, le escribió, esta noche nos vemos entonces. Ok, le respondió ella, te estaré esperando. Sergio todavía no se lo creía. Se decía a si mismo que debía haber una trampa. Igual llegó a su casa, se echó un buen baño. Se colocó su mejor colonia. Sacó un paquete de condones de la mesita de noche y llamó a su taxista de confianza. Llegado el momento iba rumbo donde Tamara lleno de dudas pero sobretodo, muy excitado. Una vez en el sitio, se bajó del vehículo, pagó la tarifa y se acerco a la puerta de una bonita casa de dos plantas. Tocó el intercomunicador de la puerta de afuera y a los segundos por el aparato se escuchaba la voz de Tamara: ¿Sergio? Si, le contestó. Yo mismo soy. Ok, ya te abro, le dijo ella. Una especie de chasquido eléctrico abrió la puerta y entró a un pequeño jardín que lo conducía a la puerta principal de la casa. Una vez allí se disponía a golpear cuando se abrió la puerta. Era Tamara que estaba vestida con un pequeño vestido de algodón muy ceñido al cuerpo. Unas pequeñas tiras del vestido intentaban sostener la poca tela que tapaba sus hermosas y grandes tetas. Sergio la miró de arriba a abajo sin dar crédito a lo que veían sus ojos. Que buena estás! Le dijo… Y antes de que ella pudiera decir nada, se le fue a encima y comenzó a besarla. Tamara como pudo cerró la puerta. Sergio no paraba de besarla mientras le agarraba las nalgas con lujuria. Cuando por fin dejó de besarla, fue para bajarle las tiritas del vestido y comenzar a chuparle las tetas. Tamara estaba entre sorprendida y excitada. Mi amor, le decía, espera… Pero Sergio no escuchaba. Estaba enfocado en besar, chupar y mamar aquellas hermosas tetas que ansió desde que las vio escondido en el cuarto de costura de su tía. Bajó sus manos hasta las nalgas y las abrió para darse cuenta de que no llevaba pantaletas. Para asegurarse, palpó su vagina que ya estaba algo húmeda. Se detuvo para verla a la cara como diciéndole: Caramba, que rica sorpresa! Ella adivinando le dijo algo avergonzada: Quería sorprenderte, pero me sorprendiste tu primero. ¿Donde esta el cuarto? Pregunto él… En la parte de arriba, le contestó ella. Pero primero quería que… Sergio no la dejó terminar. La tomó de la mano y la llevó hasta la habitación. Ya dentro, el comenzó a desnudarse y ella solo lo veía. Estaba entre asustada y sorprendida, pero sobretodo, muy excitada. Ya desnudo, Sergio procedió a quitarle el diminuto vestido. Tamara, quien siempre había tenido el control en sus relaciones, se sentía opacada y disminuida ante él. No hallaba como reaccionar ni que decir. Sergio prácticamente la arrojó en la cama, le abrió las piernas y metió su cara entre ellas. Con sus manos tomó sus piernas y las levantó para poder estar mas cómodo y se dispuso a comerle el coño… Alternaba entre besos y lamidas. Luego prosiguió chupando el clítoris. Tamara se retorcía y eso le indicó a Sergio que lo estaba haciendo bien. Metió un dedo dentro de su vagina mientras aun le lamia el clítoris… Ella por fin entre suspiros dijo: Mete otro papi, mete otro. Él, ni corto ni perezoso no se hizo esperar. Comenzó a sacarlos y a meterlos poco a poco, pero ella lo tomó de la cara y le dijo: Dale mas rápido papi, quiero que me hagas acabar. Así lo hizo y ya sus suspiros comenzaron a convertirse en gemidos que iban subiendo de intensidad... Si papi, así, anda mi amor, me vas a hacer acabar, chúpamela mi cielo. Asi papi, asiiii, voy a acabar!!! A medida que ella mas gemía, Sergio aumentaba la velocidad de sus lamidas y de insertar y sacar sus dedos. Por fin entre gritos ella cerró las piernas alrededor de la cabeza de él y comenzó a temblar con el orgasmo. Sergio sentía las espasmos de su vagina en sus dedos y se tragaba toda la humedad que brotaba de de ella. Por fin fue aflojando y relajándose. Sergio tenia una gran sonrisa. Sentía que había cumplido uno de sus objetivos. Se acercó a ella para besarla en la boca a lo que ella respondió besándolo con gran pasión. Me gusta el sabor de mi cuca en tus labios, le dijo. Tamara se incorporó y le dijo: Ahora yo quiero hacerte algo a ti. Se sentó encima de él e inserto su pene dentro de su vagina. Uff papi, le dijo, que caliente tienes ese güevo. Poco a poco comenzó a menear las caderas de atrás a adelante y fue aumentado la velocidad. Ahora era Sergio quien estaba extasiado viendo como aquella hembra hermosa lo cabalgaba. Ella se bajó un poco como ofreciéndole sus grandes tetas y Sergio no tardó en comenzar a besarlas y chuparlas. Ella lo agarraba por la cabeza y lo apretaba contra su pecho… Así mi amor, chúpamelas, me gusta. Luego de un rato Sergio le pidió que parara. Ponte en cuatro, le dijo, quiero darte duro. Ella obedeció con una gran sonrisa. Se colocó de manera que sus pies salieran de la cama y Sergio quedara de pie con la altura ideal para meterselo. A Sergio le encantaba estar de nuevo al control y coger a Tamara en esa posición. Luego de un rato dándole duro y sus cuerpos sonando como aplausos, Sergio se atrevió a ir mas allá. Sintió que el pequeño y bien depilado agujero del culo de Tamara lo invitaba y no dudó en meter un dedo dentro. Ya ella de por si estaba bastante excitada y gimiendo cuando sintió el dedo de Sergio invadiendo sus entrañas. Uyyy papi, dijo, que rico mi amor, eso me gusta… Ante semejante reacción, Sergio comenzó a darle mas duro y a hincar mas el dedo dentro del culo de Tamara. Ella continuó diciendo: Me vas a hacer acabar papi, voy a acabar… Él sintió como su cuca y su culo tenían pequeños espasmos mientras ella tenía un gran y placentero orgasmo. Ante semejante espectáculo, Sergio también estaba a punto de acabar. Como pudo le dijo: Quiero echártelo en las tetas. Ella rápidamente se arrodillo delante de él y él, comenzó a pajearse apuntando a su pecho. Ella lo veía con gran excitación. Pronto no tardó en expulsar el primer chorro que cayó directo en sus pechos, pero Tamara no aguantó. Le apartó las manos y se lo comenzó a chupar. Así, con su boca, terminó de hacerlo acabar. A Sergio las piernas se le aflojaron del orgasmo y cayó al lado de ella quien comenzó a besarlo. Sabes rico, le dijo ella. Cuando por fin Sergio recupero la cordura, volvió a apreciar a aquella hembrota que tenía a su lado. Totalmente desnuda. Ella lo miraba ahora con cariño y le acariciaba la cara. Gracias, le dijo él, eres la fantasía que jamás pensé en cumplir. Ella lo besó con ternura y le respondió: Aún falta mucho por cumplir mi amor. Lo tomó de la mano y bajaron hacia la cocina. Allí estaba servida la cena con la que ella pretendía empezar a seducirlo cuando llegara, pero él se le había adelantado. ¿Tienes hambre? Le preguntó ella. Si, algo, le contestó él. Ella abrió la nevera, se agachó a sacar algo y Sergio no pudo dejar de excitarse nuevamente al ver aquel culo blanco y hermoso. Ella, al incorporarse, enseguida notó la nueva erección en él. Abrió los ojos con asombro y exclamó: Caramba, el amiguito como que quiere el postre primero! Así que colocó ambas manos al lado de la mesa, se agachó un poco, abrió ambas piernas y levantó un poco hacia afuera su hermoso trasero. Ven mi amor, le dijo a Sergio, cogeme rico otra vez. Sergio no se hizo de rogar y lo metió dentro de su vagina que estaba muy húmeda. Mientras lo hacían, él le agarraba sus hermosas tetas desde atrás. No tardaron en tener otro orgasmo el cual esta vez fue mas intenso para él. Ya en la mesa cenando, Sergio se atrevió a decirle: ¿Sabes? Pensé que no me lo ibas a mamar. Luego de que te lo hiciera yo a ti, pensé que me tocaría a mi. Ella lo miró bajando la cabeza y moviéndola de izquierda a derecha. Casi reprochándolo le dijo: Creo que has visto mucho porno! En el sexo no debe haber libretos. No hay un paso a paso, las cosas deben fluir. Así como cuando me metiste el dedo en el culo. Te provocó y lo hiciste. De la misma forma cuando querías acabar en mis tetas y yo terminé tragándome toda tu leche, simplemente me provocó. Él no pudo evitar decir: O sea, que si a mi me hubiera provocado metertelo por el culo, ¿Te hubieras dejado? Te voy a ser sincera, dijo ella, a mi me encanta que me den por el culo y yo hoy ya había vaciado mis intestinos… Con picardía él respondió: Caramba, lo tomaré en cuenta. Luego de la cena, se fueron a dormir y amanecieron abrazados. Al día siguiente, él se levantó un poco mas temprano, le preparó desayuno y se lo llevó a la cama. Al verlo, ella le dijo: Que lindo! Se besaron, comieron y se despidieron. Pasaron días sin saber el uno del otro hasta que un sábado por la noche Sergio recibió un mensaje de Tamara que decía: Mis intestinos están vaciados… Sergio no pudo contenerse y decir: Puta madre, que ofertón! Y llamó a su taxi de confianza. |