23/04/2020, 10:06:31 AM
CAPITULO 12
Luego del primo de Miguel, vinieron un par de tipos mas que si bien, no eran candidatos para agregarlos a la lista de los que ella quería restregarle en la cara a su ex, si había obtenido de ellos muy buenos orgasmos. En ese aspecto y con mucha rabia, tenia que darle la razón a su ex. Silvana no se había dado cuenta de lo rico que era el sexo hasta que empezó a hacerlo mas seguido y a ir abriéndose a probar otras cosas. Por otro lado, por mas satisfactorio que fuera, ella no se enganchaba con ninguno de ellos. Se había pasado un switch y no se permitía sentir otra cosa que no fuera deseo sexual por otro hombre. Se entregaba con todo y disfrutaba un mundo, pero al rato actuaba fría y distante. Actitud que dejaba por demás de confundido a mas de uno que pasó por su cama.
El caso mas evidente de ésto le pasó con el hijo de una vecina que, a solicitud de ella, fue a su apartamento a revisarle la computadora y la señal de TV, ya que ella no tenia ni la mas mínima idea de como solucionar esas cosas cuando fallaban. Ella si notó que desde que llegó, el muchacho estaba medio nervioso, pero no entendía exactamente porqué. Mas de una vez ella literalmente sentía su mirada sobre ella, pero cuando volteaba a verlo, el disimulaba. En un momento fue a buscar algo a su cuarto viéndose en el espejo de la peinadora, se dio cuenta de lo que sucedía. La ropa “de casa” que cargaba puesta era bastante transparente y normal que ella no llevara nada debajo.
Salió a la sala nuevamente y quiso probar su teoría. Se le acercó al muchacho y le dijo: ¿Todo bien? ¿Te provoca algo? No se, un café, un jugo o agua. Él, que no era precisamente muy bueno disimulando, no perdió la oportunidad para verla de arriba a abajo. No, gracias, estoy bien, dijo el muchacho con voz algo nerviosa. Silvana se dio media vuelta y disimuló detenerse a recoger algo, poniendo sus firmes nalgas en dirección a él. Ella notó como se sobresaltó y pudo reírse con picardía. ¿Que pasó? Le dijo ella. ¿Estas incomodo?. Como pudo, el le contestó: No, para nada. Silvana disfrutaba viendo como lo ponía cada vez mas nervioso. Dime algo, le dijo ella, y quiero que me seas sincero. ¿Tu crees que necesito mandarme a retocar los senos? No quiero que se me vean caídos. A él le costaba articular palabras. Pues no, logró decir, creo que están bien. ¿Seguro? Le dijo ella, ¿No lo dices para no hacerme sentir mal cierto? Tratando de afinar la voz, él le dijo: En serio, creo que se ven bien. ¿Crees? Dijo ella. A ver. Se levantó la franela y dejó al aire sus dos hermosas tetas. Yo no estoy muy segura, continuo ella. A estas alturas, él nerviosismo/excitación de él eran mas que evidentes. Ella se le acercó, tomó una de sus manos y la puso en uno de sus senos. Dime la verdad, le dijo ¿Se sienten bien? Agarrando con nervios pero con muchas ganas, el solo atinó a decir: Si, muy bien.
El muchacho no se atrevía a avanzar. Silvana estaba disfrutando viendo como se ponía por ella. En su pantalón se notaba que la erección estaba a millón. Ella le agarró ambas manos y las puso en sus firmes nalgas. ¿Y aquí? Le preguntó. ¿Crees que estoy bien de este lado? Por fin, se decidió a agarrarla. Como el estaba aún sentado, comenzó también a besarle las tetas con muchas ganas, casi que desesperado. Ella aprovecho para terminar de quitarse la franela y luego bajarse los shores. hizo que se levantara y lo llevó a la habitación. Se acostaron y como pudo le abrió el pantalón. Cuando por fin se lo sacó, vio que estaba todo húmedo. Le sorprendió que por la edad, quizás unos diecinueve años, lo tuviera tan grande. Lo agarró y comenzó a masajearlo suavemente de arriba a bajo, pero él estaba tan excitado que no tardó el en acabar. Lejos de frustrarse, Silvana disfrutó ver como él expulsaba aquellos chorros de semen con gran potencia y abundancia. Creo que estabas falto de cariño, le dijo ella con una sonrisa bastante desvergonzada.
Ella tomó la sabana y comenzó a limpiarlo. Él, aunque satisfecho, estaba por demás de apenado. Estaba seguro de que ella no le perdonaba el hecho de haber acabado antes de tener relaciones. Disculpa, le dijo él. Y comenzó a vestirse. ¿Que haces? Le dijo ella, falto yo. Él no se esperaba esa respuesta. Se quitó lo poco que se había puesto y se acostó a su lado. Ella le abrió las piernas y le dijo: Ven, metémelo. Pero a él le estaba costando que se le parara de nuevo. Tranquilo, le dijo ella, dejame entonces que yo me desahogue, y comenzó a masturbarse. Silvana gemía y se contorsionaba buscando acabar. De vez en cuando abría los ojos para verlo a él, que estaba disfrutando de un tremendo espectáculo. Al fin comenzó a temblar y a menearse de arriba a bajo hasta que le sobrevino un tremendo orgasmo. El no dejaba de verla y ya tenia de nuevo una erección. ¿Ves? Le dijo ella, ya estamos listos para la acción. Se montó sobre él, introdujo su pene dentro de sí y comenzó literalmente a cogerlo. Primero movía las caderas de atrás hacia adelante y luego comenzó a subir y bajar. Ella bajó para ofrecerle sus senos y el ni corto ni perezoso comenzó a besarlos mientras lo hacían. Ambos estaban tan estimulados que pronto ella sintió que el iba a acabar de nuevo y, cuando sintió que el comenzaba a vaciar dentro de ella, le sobrevino el orgasmo también.
Luego de unos minutos, Silvana se levantó y fue al baño a ducharse. Cuando salió, el había comenzado a vestirse. ¿No te quieres bañar? Le preguntó ella. No gracias, estoy bien, Le dijo. Como se dio cuenta que la situación se estaba poniendo incomoda, Silvana le dijo: Creo que deberías terminar el trabajo, necesito la compu para terminar unas cosas que tengo pendientes. Si claro, le dijo él, y salió a la sala. Una vez terminó el trabajo, él se lo notificó y se disponía a irse resignado a que la paga había sido en “especias”. ¿Cuanto te debo? le preguntó ella. Él, con cierta sorpresa, le dijo que no sabía exactamente cuanto cobrarle. Pues lo que tu normalmente cobras por hacer este tipo de trabajos, le dijo ella. Y por lo otro, no te preocupes. Eso fue solo sexo y nada mas. Algo incrédulo acerca de lo que había pasado, él le dijo un monto, el cual ella le transfirió online. Pero como tenía la cabeza llena de dudas, él se atrevió a preguntarle: ¿Puedo volver otro día? A lo que ella le respondió: Solo si te necesito. Cualquier cosa yo te aviso o le digo a tu mamá que te diga. Y así, con esa respuesta cortante, el joven se fue a su casa con sentimientos encontrados acerca de lo que había pasado. Y si, se sintió usado, pero satisfecho.
CAPITULO 13
Las andanzas de Silvana no tardaron en llegar a los oídos de Miguel, quien para ese entonces, ya le valía madres lo que ella hiciera con su vida. No es que no le afectara, solo que, conociéndola, era evidente que estaba haciendo las cosas por arrechera y/o venganza. Igual, hacía mucho que dejó de sentir algo por ella. No por nada había tomado la decisión de dejarla y fue algo que estuvo tratando de hacer durante meses. De igual manera, muchas personas del circulo de amigos de ambos que habían preferido ponerse del lado de ella, ya se lo estaban pensando mejor. Muchas amigas le prohibieron a sus novios/maridos/esposos verse con Silvana a menos que estuvieran ellas presentes. Otras dejaron de frecuentarla porque no querían verse involucradas con una mujer que llevaba la vida de esa manera y algunos de los amigos, le prohibieron a sus mujeres juntarse con la susodicha. Te vas a rayar, le decían.
Los panas de Miguel decidieron echarle una mano y no dejarlo solo. Lo invitaban a salir o ir a sus casas, pero el siempre ponía una excusa para no hacerlo. Así que era frecuente que le “invadieran”el apartamento para hacer alguna que otra reunión informal. Normal que le dijeran: Tienes que salir. Estar solo no es bueno. Aprovecha y conoce gente nueva. Quien quita y conozcas a alguien que valga la pena... Pero Miguel estaba negado a eso. Otra relación no estaba en su agenda. Le presentaron algunas amigas, pero él no se veía con ellas.
Debido a la insistencia de los amigos, le cuadraron una cita a ciegas a través de una pagina web. No tienes nada que perder, le dijeron. Si no te gusta te vas y punto, no tienes que dar explicaciones. De muy mala gana fue, pero solo por el hecho de que el siempre había sido una persona muy responsable y le daba paja dejar plantado a alguien, aun sin conocerla. Con todo y por haberse decidido a ultima hora, llegó tarde a la cita. En el sitio de encuentro no había ninguna mujer sola en alguna mesa. Supuso que se cansó de esperar y se había ido. Lo peor, no tenia idea de exactamente como era su apariencia. Le preguntó a los mesoneros si habían visto a alguna persona sola que dijera estar esperando a alguien, pero no estaban seguros. Fue hasta la barra, vio una silla desocupada al lado de una dama y le preguntó: Disculpa. Esta ocupado el asiento? A lo que le respondió con una sonrisa: No, no hay problema.
Le preguntó al barman: Amigo ¿Usted no habrá visto a una dama sola sentada en una mesa? El barman solo se encogió de hombros en señal de que no sabia nada al respecto. Se volteo y se atrevió a preguntarle a la dama que estaba sentado junto a él. Disculpa ¿Tienes mucho rato aquí sentada? Algo, le dijo ella. ¿Sabrás si alguna dama estuvo en alguna mesa como esperando a alguien?, le preguntó Miguel. No estoy segura, le dijo ella. ¿Como es o como estaba vestida? Miguel no sabía. Es mas, ni siquiera la había visto en foto. Le explicó a la dama que era una cita a ciegas cuadrada por una pagina web. Caramba, dijo ella, que moderno. En realidad, le contestó él, fueron unos amigos los que me inscribieron, no tengo su numero ni sé como es físicamente. ¿Y como se supone que iban a saber quien es quien? Le dijo ella. Digo, no sabes su nombre ni como es. Ademas ¿No te parece peligroso conocer a alguien de esa manera? Si te soy sincero, le dijo Miguel, tenia mis dudas sobre la cita. Pero soy incapaz de dejar plantado a una dama, no está en mi, solo que se me hizo tarde. Al menos eres un caballero, le dijo ella. Mucho gusto, dijo la dama a Miguel. Me llamo Francisca, mis amigos y familiares me dicen Francis, pero de seguro tu has oído hablar de mi por coqueta33.
Miguel abrió los ojos por la sorpresa. Coqueta33 era la usuario con la que el debía encontrarse esa noche en ese lugar. ¿No vas a decir nada? Preguntó ella. Disculpa, le dijo él, me agarraste fuera de base. Mucho gusto, soy Miguel, tristeybiendotado, ese mi usuario, pero que conste que ese no lo creé yo. Luego de las risas se fueron a sentar a una mesa y a seguir conociéndose. A Miguel le llamó la atención que era una mujer de color moreno oscuro, cabello alisado negro, delgada, buenos pechos, cintura delgada, culo redondito y piernas bien torneadas. Todo eso adornado de una linda cara y una constante sonrisa. Adicional, llevaba un vestido sencillo pero bonito, que la hacia ver muy femenina y atractiva. Se notaba que era una mujer inteligente y elegante. Obvio que a Miguel se le revolvió algo por dentro por el color de piel de ella. No porque fuera racista ni nada de eso, si no que nunca se imaginó estar con alguien así. Ademas, mientras mas se conocían, mas le agradaba. Lo que le sorprendía mas de si mismo.
CAPITULO 14
Luego de aquellos orgasmos tan sabrosos e intensos y haber dormido como tórtolos, Amarilis y Sergio se levantaron a desayunar. El estaba mas cariñoso que de costumbre pero a ella eso no le desagradaba. Le gustaba que fueran melosos con ella. Mientras comían, el se le quedó viendo fijamente y le dijo: No has dicho nada de lo que te dije anoche. Que cosa bebé, le respondió ella. Cuando te dije que te amo, le respondió él. Claro que si bebé, le respondió Amarilis, te besé con mucha ternura, me pareció muy lindo que me lo dijeras en ese momento. O sea, prosiguió Sergio, te estoy diciendo que te amo, que estoy enamorado de ti y creo que tu también de mi. Creo que es tiempo de que llevemos la relación al siguiente nivel. Dudosa, ella le preguntó: ¿Siguiente nivel? ¿A que te refieres exactamente con eso? Con una sonrisa, Sergio le dijo: A que creo que es hora de formalizar lo nuestro, de que seamos pareja y si quieres, que nos casemos. Yo se que aun no termino la universidad, pero solo me falta un año. Ademas, me la llevo bien con las niñas.
Si de algo no estaba preparada Amarilis, era precisamente para eso. Creo que te estas volviendo loco, le dijo a Sergio. ¿O me estas jodiendo verdad? Porque tiene que ser joda! Para nada, le dijo él. Estoy siendo muy serio. La conversación se convirtió en segundos en un toma y dame de argumentos que no llegaban a ninguna parte. Amarilis, algo molesta, le dijo: Pero bueno Sergio ¿Como te vas a enamorar de mi vale? Yo soy una puta. Tu eres el último de una larga lista de hombres con lo que he estado desde que me divorcié y que seguramente irán sumándose mas nombres. Sergio arremetió diciendo: No me importa que hayas hecho antes, es mas, yo estoy claro en eso, tu ya me lo habías contado. Yo quiero tu yo de ahora, no el de hace meses o años atrás. No Sergio, contestó ella, esto no puede ser. Lo siento, pero yo no te puedo hacer esto. Tu no te mereces una mujer como yo. Si hubiera sabido que te ibas a poner así, jamás me hubiera metido contigo. Creo que es mejor que te vayas.
Sergio no podía creer lo que acababa de escuchar. Le acababan de romper el corazón otra vez, pero en esta ocasión, fue peor. Como pudo se vistió, recogió sus cosas y se fue.
CAPITULO 15
Normal que esa noche, Yessika no pegara un ojo buscando las palabras para decirle a sus padres que estaba preñada. No encontraba la forma de suavizarlo, menos cuando el papá de la criatura se había negado a hacerse cargo. Tampoco sabia como actuar cuando sus amigas se enteraran. Seguro que la burla no iba ser normal y no sabia si podría soportar aquello. El estrés que le estaba generando toda esa situación le estaba afectando no solo el sueño, si no también su salud.
Por fin, decidió salir de su cuarto y dar la cara. Ya eran pasada las 8 de la mañana, por lo que le extraño que su papá aun estaba en la casa. Él y su mamá estaban sentados tomando café en la cocina. Mejor así, pensó Yessika. Antes de que pudiera decir nada, su mamá le dijo: Hija, necesitamos hablar contigo algo muy importante. Mierda, dijo para sus adentros, ya lo saben. Siéntate, continuó su mamá. Yessika, ya tu no eres una niña. Es necesario de que asumas responsabilidades porque la situación que estamos atravesando, no es fácil y no pareciera que tenga pronta solución. Ya va, dijo Yessika ¿De que estamos hablando exactamente? Con cara triste su mamá prosiguió: A tu papá lo incapacitaron en la empresa donde trabajaba. Está jodido de la espalda y no va poder seguir trabajando mas. Al menos no como antes. Le van a seguir pagando, pero menos de la mitad de lo que venia cobrando. No va tener los mismos beneficios, ni va poder meter las horas nocturnas para que le paguen mas, ni habrá bonificaciones ni nada. ¿Que va pasar ahora? Que las cosas en la casa van a estar muy apretadas de ahora en adelante. Cero gastos, cero peluquería, cero zapatos o ropa nueva cada mes. Ya hablamos con tu hermano para que se cuide. Esa carajita con que anda lo tiene seco de tanto que la coje. Si la preña no estamos en condición de mantenerla a ella y al bebe que vayan a tener. Si eso sucede, no será aquí que van a vivir.
Yessika con un nudo en la garganta y los ojos a punto de llorar solo pudo decir: Está bien. Se paró y se metió en su cuarto. El dolor de cabeza que le sucedió, no fue normal. Casi se le tranca la respiración de la angustia. Aun así, aguanto callada para que no supieran que ella, quizás, la estaba pasando peor.
Luego del primo de Miguel, vinieron un par de tipos mas que si bien, no eran candidatos para agregarlos a la lista de los que ella quería restregarle en la cara a su ex, si había obtenido de ellos muy buenos orgasmos. En ese aspecto y con mucha rabia, tenia que darle la razón a su ex. Silvana no se había dado cuenta de lo rico que era el sexo hasta que empezó a hacerlo mas seguido y a ir abriéndose a probar otras cosas. Por otro lado, por mas satisfactorio que fuera, ella no se enganchaba con ninguno de ellos. Se había pasado un switch y no se permitía sentir otra cosa que no fuera deseo sexual por otro hombre. Se entregaba con todo y disfrutaba un mundo, pero al rato actuaba fría y distante. Actitud que dejaba por demás de confundido a mas de uno que pasó por su cama.
El caso mas evidente de ésto le pasó con el hijo de una vecina que, a solicitud de ella, fue a su apartamento a revisarle la computadora y la señal de TV, ya que ella no tenia ni la mas mínima idea de como solucionar esas cosas cuando fallaban. Ella si notó que desde que llegó, el muchacho estaba medio nervioso, pero no entendía exactamente porqué. Mas de una vez ella literalmente sentía su mirada sobre ella, pero cuando volteaba a verlo, el disimulaba. En un momento fue a buscar algo a su cuarto viéndose en el espejo de la peinadora, se dio cuenta de lo que sucedía. La ropa “de casa” que cargaba puesta era bastante transparente y normal que ella no llevara nada debajo.
Salió a la sala nuevamente y quiso probar su teoría. Se le acercó al muchacho y le dijo: ¿Todo bien? ¿Te provoca algo? No se, un café, un jugo o agua. Él, que no era precisamente muy bueno disimulando, no perdió la oportunidad para verla de arriba a abajo. No, gracias, estoy bien, dijo el muchacho con voz algo nerviosa. Silvana se dio media vuelta y disimuló detenerse a recoger algo, poniendo sus firmes nalgas en dirección a él. Ella notó como se sobresaltó y pudo reírse con picardía. ¿Que pasó? Le dijo ella. ¿Estas incomodo?. Como pudo, el le contestó: No, para nada. Silvana disfrutaba viendo como lo ponía cada vez mas nervioso. Dime algo, le dijo ella, y quiero que me seas sincero. ¿Tu crees que necesito mandarme a retocar los senos? No quiero que se me vean caídos. A él le costaba articular palabras. Pues no, logró decir, creo que están bien. ¿Seguro? Le dijo ella, ¿No lo dices para no hacerme sentir mal cierto? Tratando de afinar la voz, él le dijo: En serio, creo que se ven bien. ¿Crees? Dijo ella. A ver. Se levantó la franela y dejó al aire sus dos hermosas tetas. Yo no estoy muy segura, continuo ella. A estas alturas, él nerviosismo/excitación de él eran mas que evidentes. Ella se le acercó, tomó una de sus manos y la puso en uno de sus senos. Dime la verdad, le dijo ¿Se sienten bien? Agarrando con nervios pero con muchas ganas, el solo atinó a decir: Si, muy bien.
El muchacho no se atrevía a avanzar. Silvana estaba disfrutando viendo como se ponía por ella. En su pantalón se notaba que la erección estaba a millón. Ella le agarró ambas manos y las puso en sus firmes nalgas. ¿Y aquí? Le preguntó. ¿Crees que estoy bien de este lado? Por fin, se decidió a agarrarla. Como el estaba aún sentado, comenzó también a besarle las tetas con muchas ganas, casi que desesperado. Ella aprovecho para terminar de quitarse la franela y luego bajarse los shores. hizo que se levantara y lo llevó a la habitación. Se acostaron y como pudo le abrió el pantalón. Cuando por fin se lo sacó, vio que estaba todo húmedo. Le sorprendió que por la edad, quizás unos diecinueve años, lo tuviera tan grande. Lo agarró y comenzó a masajearlo suavemente de arriba a bajo, pero él estaba tan excitado que no tardó el en acabar. Lejos de frustrarse, Silvana disfrutó ver como él expulsaba aquellos chorros de semen con gran potencia y abundancia. Creo que estabas falto de cariño, le dijo ella con una sonrisa bastante desvergonzada.
Ella tomó la sabana y comenzó a limpiarlo. Él, aunque satisfecho, estaba por demás de apenado. Estaba seguro de que ella no le perdonaba el hecho de haber acabado antes de tener relaciones. Disculpa, le dijo él. Y comenzó a vestirse. ¿Que haces? Le dijo ella, falto yo. Él no se esperaba esa respuesta. Se quitó lo poco que se había puesto y se acostó a su lado. Ella le abrió las piernas y le dijo: Ven, metémelo. Pero a él le estaba costando que se le parara de nuevo. Tranquilo, le dijo ella, dejame entonces que yo me desahogue, y comenzó a masturbarse. Silvana gemía y se contorsionaba buscando acabar. De vez en cuando abría los ojos para verlo a él, que estaba disfrutando de un tremendo espectáculo. Al fin comenzó a temblar y a menearse de arriba a bajo hasta que le sobrevino un tremendo orgasmo. El no dejaba de verla y ya tenia de nuevo una erección. ¿Ves? Le dijo ella, ya estamos listos para la acción. Se montó sobre él, introdujo su pene dentro de sí y comenzó literalmente a cogerlo. Primero movía las caderas de atrás hacia adelante y luego comenzó a subir y bajar. Ella bajó para ofrecerle sus senos y el ni corto ni perezoso comenzó a besarlos mientras lo hacían. Ambos estaban tan estimulados que pronto ella sintió que el iba a acabar de nuevo y, cuando sintió que el comenzaba a vaciar dentro de ella, le sobrevino el orgasmo también.
Luego de unos minutos, Silvana se levantó y fue al baño a ducharse. Cuando salió, el había comenzado a vestirse. ¿No te quieres bañar? Le preguntó ella. No gracias, estoy bien, Le dijo. Como se dio cuenta que la situación se estaba poniendo incomoda, Silvana le dijo: Creo que deberías terminar el trabajo, necesito la compu para terminar unas cosas que tengo pendientes. Si claro, le dijo él, y salió a la sala. Una vez terminó el trabajo, él se lo notificó y se disponía a irse resignado a que la paga había sido en “especias”. ¿Cuanto te debo? le preguntó ella. Él, con cierta sorpresa, le dijo que no sabía exactamente cuanto cobrarle. Pues lo que tu normalmente cobras por hacer este tipo de trabajos, le dijo ella. Y por lo otro, no te preocupes. Eso fue solo sexo y nada mas. Algo incrédulo acerca de lo que había pasado, él le dijo un monto, el cual ella le transfirió online. Pero como tenía la cabeza llena de dudas, él se atrevió a preguntarle: ¿Puedo volver otro día? A lo que ella le respondió: Solo si te necesito. Cualquier cosa yo te aviso o le digo a tu mamá que te diga. Y así, con esa respuesta cortante, el joven se fue a su casa con sentimientos encontrados acerca de lo que había pasado. Y si, se sintió usado, pero satisfecho.
CAPITULO 13
Las andanzas de Silvana no tardaron en llegar a los oídos de Miguel, quien para ese entonces, ya le valía madres lo que ella hiciera con su vida. No es que no le afectara, solo que, conociéndola, era evidente que estaba haciendo las cosas por arrechera y/o venganza. Igual, hacía mucho que dejó de sentir algo por ella. No por nada había tomado la decisión de dejarla y fue algo que estuvo tratando de hacer durante meses. De igual manera, muchas personas del circulo de amigos de ambos que habían preferido ponerse del lado de ella, ya se lo estaban pensando mejor. Muchas amigas le prohibieron a sus novios/maridos/esposos verse con Silvana a menos que estuvieran ellas presentes. Otras dejaron de frecuentarla porque no querían verse involucradas con una mujer que llevaba la vida de esa manera y algunos de los amigos, le prohibieron a sus mujeres juntarse con la susodicha. Te vas a rayar, le decían.
Los panas de Miguel decidieron echarle una mano y no dejarlo solo. Lo invitaban a salir o ir a sus casas, pero el siempre ponía una excusa para no hacerlo. Así que era frecuente que le “invadieran”el apartamento para hacer alguna que otra reunión informal. Normal que le dijeran: Tienes que salir. Estar solo no es bueno. Aprovecha y conoce gente nueva. Quien quita y conozcas a alguien que valga la pena... Pero Miguel estaba negado a eso. Otra relación no estaba en su agenda. Le presentaron algunas amigas, pero él no se veía con ellas.
Debido a la insistencia de los amigos, le cuadraron una cita a ciegas a través de una pagina web. No tienes nada que perder, le dijeron. Si no te gusta te vas y punto, no tienes que dar explicaciones. De muy mala gana fue, pero solo por el hecho de que el siempre había sido una persona muy responsable y le daba paja dejar plantado a alguien, aun sin conocerla. Con todo y por haberse decidido a ultima hora, llegó tarde a la cita. En el sitio de encuentro no había ninguna mujer sola en alguna mesa. Supuso que se cansó de esperar y se había ido. Lo peor, no tenia idea de exactamente como era su apariencia. Le preguntó a los mesoneros si habían visto a alguna persona sola que dijera estar esperando a alguien, pero no estaban seguros. Fue hasta la barra, vio una silla desocupada al lado de una dama y le preguntó: Disculpa. Esta ocupado el asiento? A lo que le respondió con una sonrisa: No, no hay problema.
Le preguntó al barman: Amigo ¿Usted no habrá visto a una dama sola sentada en una mesa? El barman solo se encogió de hombros en señal de que no sabia nada al respecto. Se volteo y se atrevió a preguntarle a la dama que estaba sentado junto a él. Disculpa ¿Tienes mucho rato aquí sentada? Algo, le dijo ella. ¿Sabrás si alguna dama estuvo en alguna mesa como esperando a alguien?, le preguntó Miguel. No estoy segura, le dijo ella. ¿Como es o como estaba vestida? Miguel no sabía. Es mas, ni siquiera la había visto en foto. Le explicó a la dama que era una cita a ciegas cuadrada por una pagina web. Caramba, dijo ella, que moderno. En realidad, le contestó él, fueron unos amigos los que me inscribieron, no tengo su numero ni sé como es físicamente. ¿Y como se supone que iban a saber quien es quien? Le dijo ella. Digo, no sabes su nombre ni como es. Ademas ¿No te parece peligroso conocer a alguien de esa manera? Si te soy sincero, le dijo Miguel, tenia mis dudas sobre la cita. Pero soy incapaz de dejar plantado a una dama, no está en mi, solo que se me hizo tarde. Al menos eres un caballero, le dijo ella. Mucho gusto, dijo la dama a Miguel. Me llamo Francisca, mis amigos y familiares me dicen Francis, pero de seguro tu has oído hablar de mi por coqueta33.
Miguel abrió los ojos por la sorpresa. Coqueta33 era la usuario con la que el debía encontrarse esa noche en ese lugar. ¿No vas a decir nada? Preguntó ella. Disculpa, le dijo él, me agarraste fuera de base. Mucho gusto, soy Miguel, tristeybiendotado, ese mi usuario, pero que conste que ese no lo creé yo. Luego de las risas se fueron a sentar a una mesa y a seguir conociéndose. A Miguel le llamó la atención que era una mujer de color moreno oscuro, cabello alisado negro, delgada, buenos pechos, cintura delgada, culo redondito y piernas bien torneadas. Todo eso adornado de una linda cara y una constante sonrisa. Adicional, llevaba un vestido sencillo pero bonito, que la hacia ver muy femenina y atractiva. Se notaba que era una mujer inteligente y elegante. Obvio que a Miguel se le revolvió algo por dentro por el color de piel de ella. No porque fuera racista ni nada de eso, si no que nunca se imaginó estar con alguien así. Ademas, mientras mas se conocían, mas le agradaba. Lo que le sorprendía mas de si mismo.
CAPITULO 14
Luego de aquellos orgasmos tan sabrosos e intensos y haber dormido como tórtolos, Amarilis y Sergio se levantaron a desayunar. El estaba mas cariñoso que de costumbre pero a ella eso no le desagradaba. Le gustaba que fueran melosos con ella. Mientras comían, el se le quedó viendo fijamente y le dijo: No has dicho nada de lo que te dije anoche. Que cosa bebé, le respondió ella. Cuando te dije que te amo, le respondió él. Claro que si bebé, le respondió Amarilis, te besé con mucha ternura, me pareció muy lindo que me lo dijeras en ese momento. O sea, prosiguió Sergio, te estoy diciendo que te amo, que estoy enamorado de ti y creo que tu también de mi. Creo que es tiempo de que llevemos la relación al siguiente nivel. Dudosa, ella le preguntó: ¿Siguiente nivel? ¿A que te refieres exactamente con eso? Con una sonrisa, Sergio le dijo: A que creo que es hora de formalizar lo nuestro, de que seamos pareja y si quieres, que nos casemos. Yo se que aun no termino la universidad, pero solo me falta un año. Ademas, me la llevo bien con las niñas.
Si de algo no estaba preparada Amarilis, era precisamente para eso. Creo que te estas volviendo loco, le dijo a Sergio. ¿O me estas jodiendo verdad? Porque tiene que ser joda! Para nada, le dijo él. Estoy siendo muy serio. La conversación se convirtió en segundos en un toma y dame de argumentos que no llegaban a ninguna parte. Amarilis, algo molesta, le dijo: Pero bueno Sergio ¿Como te vas a enamorar de mi vale? Yo soy una puta. Tu eres el último de una larga lista de hombres con lo que he estado desde que me divorcié y que seguramente irán sumándose mas nombres. Sergio arremetió diciendo: No me importa que hayas hecho antes, es mas, yo estoy claro en eso, tu ya me lo habías contado. Yo quiero tu yo de ahora, no el de hace meses o años atrás. No Sergio, contestó ella, esto no puede ser. Lo siento, pero yo no te puedo hacer esto. Tu no te mereces una mujer como yo. Si hubiera sabido que te ibas a poner así, jamás me hubiera metido contigo. Creo que es mejor que te vayas.
Sergio no podía creer lo que acababa de escuchar. Le acababan de romper el corazón otra vez, pero en esta ocasión, fue peor. Como pudo se vistió, recogió sus cosas y se fue.
CAPITULO 15
Normal que esa noche, Yessika no pegara un ojo buscando las palabras para decirle a sus padres que estaba preñada. No encontraba la forma de suavizarlo, menos cuando el papá de la criatura se había negado a hacerse cargo. Tampoco sabia como actuar cuando sus amigas se enteraran. Seguro que la burla no iba ser normal y no sabia si podría soportar aquello. El estrés que le estaba generando toda esa situación le estaba afectando no solo el sueño, si no también su salud.
Por fin, decidió salir de su cuarto y dar la cara. Ya eran pasada las 8 de la mañana, por lo que le extraño que su papá aun estaba en la casa. Él y su mamá estaban sentados tomando café en la cocina. Mejor así, pensó Yessika. Antes de que pudiera decir nada, su mamá le dijo: Hija, necesitamos hablar contigo algo muy importante. Mierda, dijo para sus adentros, ya lo saben. Siéntate, continuó su mamá. Yessika, ya tu no eres una niña. Es necesario de que asumas responsabilidades porque la situación que estamos atravesando, no es fácil y no pareciera que tenga pronta solución. Ya va, dijo Yessika ¿De que estamos hablando exactamente? Con cara triste su mamá prosiguió: A tu papá lo incapacitaron en la empresa donde trabajaba. Está jodido de la espalda y no va poder seguir trabajando mas. Al menos no como antes. Le van a seguir pagando, pero menos de la mitad de lo que venia cobrando. No va tener los mismos beneficios, ni va poder meter las horas nocturnas para que le paguen mas, ni habrá bonificaciones ni nada. ¿Que va pasar ahora? Que las cosas en la casa van a estar muy apretadas de ahora en adelante. Cero gastos, cero peluquería, cero zapatos o ropa nueva cada mes. Ya hablamos con tu hermano para que se cuide. Esa carajita con que anda lo tiene seco de tanto que la coje. Si la preña no estamos en condición de mantenerla a ella y al bebe que vayan a tener. Si eso sucede, no será aquí que van a vivir.
Yessika con un nudo en la garganta y los ojos a punto de llorar solo pudo decir: Está bien. Se paró y se metió en su cuarto. El dolor de cabeza que le sucedió, no fue normal. Casi se le tranca la respiración de la angustia. Aun así, aguanto callada para que no supieran que ella, quizás, la estaba pasando peor.
¿Porque todo tiene que tener un porque? 
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