Esto me lo contó una amiga hace como unos 20 años. Dudo si fue cierto o no. Sin embargo, el morbo de la historia hizo que no se me olvidara hasta hoy. Fue un 24 de diciembre luego de que su mamá y su hermana se hubieran ido a acostar. Recuerdo que ella saco una botella de Anís Cartujo y en algún momento le echó cenizas de un cigarro que estábamos fumando al vaso: para que el efecto sea mas fuerte, me dijo. Lo que me contó, fue mas o menos así.
De chama, vivíamos en Calabozo (Guárico), mi hermana y yo competíamos por todo. Quien ayudaba a mi mamá en la cocina, quien lavaba mas rápido y mejor la ropa, quien limpiaba el patio mejor, etc. No voy a negar que eramos media capochas, sin embargo, al tener hacienda y uno que otro animal en la casa, sabíamos que para reproducirse, el macho tenia que montar a la hembra. Otra cosa fue un día que llegamos donde mi tía y me metí al cuarto de mi primo sin tocar la puerta (siempre lo hacia). Lo descubrí masturbándose. El grito que pegué fue de padre y señor nuestro. Mi tía le cayó a carajazos a mi primo y mi mamá me castigó por haber entrado sin permiso a su cuarto.
Para el cumpleaños numero 45 de mi papá, estaba decidida a ser la primera en felicitarlo. No iba a dejar que mi hermana menor me ganara. Tendría yo como 14 años. Aproveché que mi papá estaba en el baño de la habitación y mi mamá había salido del cuarto. Me metí y me escondí entre la peinadora y el escaparate grande. Justo debajo del perchero, por lo que era muy difícil que me vieran. Primero entró mi mamá y cerro con llave la puerta del cuarto. Se quitó la bata y se acostó en la cama. Me di cuenta que debajo de la dormilona no llevaba nada puesto, ya que era transparente. Jamás la había visto así. Ella siempre fue muy coqueta, así que siempre andaba muy bien arreglada y maquillada. Toda una dama, como decían en mi pueblo. Esa mañana me dí cuenta que mi mamá era una mujer que estaba realmente buena. Tenia grandes tetas y un gran culo en forma de corazón. Aunque algo despeinada y sin maquillaje, seguía teniendo ese aire de señora que todos los que la conocían, le alababan.
Cuando por fin se abrió la cortina del baño, estaba lista a saltar y decir SORPRESA!, pero me detuve en seco al ver que mi papá salia completamente desnudo del baño. Las piernas me empezaron a temblar y la voz se me ahogó. Yo me quería morir. Aun así, no pude dejar de detallar a quien fuera mi progenitor. A diferencia de mi mamá, que era de piel algo oscura, mi papá era mas bien blanco. Tenia muy buen cuerpo para tener esa edad y de entre las piernas, alrededor de una mata de pelos, le colgaba una verga de importantes dimensiones. Confieso que yo no dejaba de ver aquello. Yo quería, pero no podía apartar la vista. Imagino que por la emoción de lo que estaban a punto de hacer, no se percataron de mi presencia.
Se acostó en la cama donde mi mamá se hacia la dormida y comenzó a acariciarla. Me di cuenta que mientras mas la acariciaba, mas le crecía aquello. Levantó delicadamente aquella tela que cubría a mi mamá y empezó a meter su mano entre las piernas de ella. Al fin ella abrió los ojos y con una expresión de sorpresa le dijo: Mi amor, eres tú! Casualmente estaba soñando contigo y que me hacías cosas hermosas! Comenzaron a besarse apasionadamente y poco a poco mi mamá fue empujado a mi papá hasta que se acostó. Sus besos fueron bajando por el pecho de él y se detuvo en su miembro para decirle: Feliz cumpleaños mi amor! Acto seguido, se engullo aquella cosa inmensa dentro de su boca. Lo besaba, lamia y chupaba como si fuera la cosa mas deliciosa del mundo. Mi papá gemía y a veces le agarraba el cabello a mi mamá, como para indicarle cuando subir y bajar. Ella con una mano rodeaba el miembro y con otra le agarraba las bolas y se las masajeaba. No podía creer que mi madre hiciera ese tipo de cosas. Yo, metida en mi rincón, temblaba no de vergüenza y de emoción a la vez.
Llegado el momento, mi mamá se sacó el miembro de mi papá de la boca y se subió encima de el. Lo agarró con una mano y poco a poco fue metiéndoselo dentro de ella. Comenzó a subir y bajar poco a poco y luego empezó a hacerlo mas rápido. Como mi mamá estaba de espaldas a mi, podía ver perfectamente su culo rebotando encima de mi papá. En algún momento se inclinó un poco hacia adelante y mi papá comenzó a besarle las tetas y a chupárselas. Pronto las soltó para agarrarle las nalgas y ayudarla a subir y bajar mas rápido. Ya va mi rey, todavía no, aun me falta, le decía mi mamá, pero el seguía cada vez mas rápido. Por fin mi papá comenzó a decir algo como: Ahí voy, ahí voy y sus piernas comenzaron a temblar hasta que se detuvo abruptamente. Escuché a mi mamá decirle: Ay mi rey, acabaste muy rápido! El no decía nada, había quedado como muerto o así lo pensé yo en ese momento. No importa, prosiguió mi mamá, hoy es tu cumpleaños y te lo permito, pero yo quedé a la mitad. Ella se fue levantando poco a poco y se sacó por fin el miembro de mi padre que ya no estaba tan grande como antes. De entre las piernas de mi mamá, brotaba una leche espesa. El seguía como muerto y mi mamá se acostó a su lado, viendo al techo. Se estaba masajeando sus enormes tetas y poco a poco fue bajando hasta meter una de sus manos entre sus piernas que permanecían cerradas. Su mano subía y bajaba, hasta que por fin abrió las piernas y pude ver en directo la vagina de mi mamá. Imaginé que se rebajaba los vellos porque no se veían tan abundantes como los de mi papá. Como pudo, con la otra mano fue metiendo un dedo dentro de su vagina y con la otra seguía masajeandose entre las piernas.
No se si serán vainas mías, por la posición o por el terror y la emoción que tenía, pero estoy casi segura que ella metió un dedo en su vagina y otro en su ano. Prosiguió con su masaje hasta que fue levantando su culo de la cama y se sostenía unicamente con las espalda y los pies. Cada vez se lo hacia mas rápido y llego un momento que comenzó a temblar. No como mi papá, sino diferente, como con pausas y espasmos. Me sorprendió ver la cara como de fúrica que puso hasta que por fin se detuvo y cayó en la cama como muerta pero con una gran sonrisa, al igual que minutos antes lo había hecho mi papá.
Por mi cabeza pasaban miles de cosas. Sabía que si me descubrían el castigo iba ser el mayor que jamás hubiera tenido. Luego de unos minutos que a mi me parecieron eternos, ambos se levantaron y se metieron al baño. Cuando abrieron la regadera y con el mayor sigilo, aproveche de escabullirme de mi escondite y salir corriendo a mi cuarto. Me tiré en mi cama y explote a llorar. Como mi hermana ya se había levantado pude desahogarme sola en llanto. Cuando me pude calmar, sentí una gran humedad ahí abajo. Me revisé y me di cuenta que estaba toda mojada. Creí que del miedo me había orinado, pero lo olí y no olía a eso. Era otra cosa, no sabía como describirlo ni podía preguntarle a nadie acerca de eso. Por la vergüenza no salí de mi cuarto sino bien entrada la mañana. Cuando lo hice, trate de disimular lo mas posible, pero sabia que no podía. Al pasar por el comedor, mi papá estaba leyendo el periódico y traté de que no me viera. Buenos días señorita! Le escuché decir. Hoy nos hemos levantado mas tarde que de costumbre! Como pude, le dije: No dormí bien anoche… Intenté seguir adelante, pero me detuvo su voz al decirme: ¿Y usted no me piensa felicitar? Me di media vuelta y me le acerqué. No s;e si se dio cuenta que estaba temblando y me costaba caminar. Sin que pudiera decirle nada, me agarró y me sentó en sus piernas. Solo pude abrazarlo y ponerme a llorar en su hombro… Ya mija, no se ponga así. Yo se que tu querías ser la primera en felicitarme, me dijo. Con mi voz temblorosa pude decirle: feliz cumple papi.
Mas nunca entré al cuarto de mis padres, ni el de ningún otro familiar sin tocar antes. También entendí porque mis padres salían un poco mas tarde de su cuarto los domingos y durante el día estaban mas cariñosos entre si que en otros días de la semana. Ver eso también hizo que empezara a explorar mi cuerpo para descubrir como es que ellos podían sentir esas cosas con solo tocar un punto. Intenté meterme zanahorias, pepinos, etc. Pero siempre desistí porque sentía mucho dolor. Lo que si aprendí fue a masturbarme. Las primeras veces fue raro y no creo que halla sentido verdadero placer. Solo hasta que una vez que mi papá estaba en la hacienda y mi mamá había salido con mi hermana a comprar una tela, fue que me decidí a darme dedo con calma hasta que por fin acabé. Ese orgasmo aun lo recuerdo. A partir de ese día, cada vez que podía me iba al baño o a la soledad de mi cuarto a meterme mano. Vaina que a estas alturas de la vida aun hago, me gusta mucho.
Luego de semejante historia, ambos estábamos a millón. Yo empecé a besarla por la cara y el cuello y logré quitarle la blusa. Ella me paró y me dijo que estaba muy asustada. Tenia miedo de que lo hiciéramos y saliera preñada. Dejame meter mi mano al menos, quiero sentirte. Recuerdo que cargaba una minifalda de bluejean muy de moda en esa época. Esa mujer estaba realmente mojada. Comencé a masturbarla pero de pana quería meterselo. No es que estuviera buenota y tal, pero era una mujer con mucho sexapeal. Me hizo jurarle que no se lo metería y tuve que hacerlo. Eso si, le dije, dejame hacerte acabar con mi boca! Bueno, me dijo, eso si. Luego de comerme aquella cuca tan sabrosa, ella misma me sentó, me bajó los pantalones, los interiores y comenzó a mamármelo. Avisame cuando vayas a acabar me dijo. Y así fue. Como yo estaba en el mueble y ella arrodillada enfrente de mi, cuando le quite la cara, el primer chorro le fue directo a la cara y el segundo en sus tetas. Ella no dijo nada, ni puso cara de asco, solo siguió hasta que yo terminé. Se fue a lavar y luego me trajo un paño para limpiarme.
Al día siguiente cuando la volví a ver, estaba super rara conmigo, obviamente muy apenada. Me dijo que seguro yo pensaba que era una puta o algo peor. Nada que ver le dije. Lo que si me dí cuenta es que eres rolo de inventadora. Esa vaina de echarle cenizas de cigarro al anís te voló los tapones y pues, mira que rico lo pasamos. Me dijo que eso no debió pasar nunca. Que ella no era así. Ok, no hay problema, pero igual te confieso que yo lo disfruté muchísimo. Me encantó como me lo mamaste, le dije. Si, a mi también me encantó hacértelo. Me lo quería tragar, pero me dio pena de lo que ibas a pensar de mi. ¿Me podrías confesar algo al menos? Le dije. Ella asintió. ¿Llegaste alguna vez a masturbarte metiéndote un dedo en el culo? Su cara se puso super roja y agachó la mirada. Si, me dijo. La ultima vez fue esta mañana oliendo el paño con el que te limpié anoche…
Ella fue vecina mía y por eso nos conocimos. Yo fui uno de los primeros buitres en caerles porque la hermana me pareció que estaba chevere. Ella no tanto, pero era mucho mas simpática de trato. Se vinieron del interior porque su papá había fallecido hace unos meses atrás y decidieron vender todo para venirse a vivir a mi pequeña ciudad. Nunca supe como falleció el señor, pero ella siempre hablaba muy bien de él. La señora, aunque buena moza, nunca se volvió a casar. Mas nunca ocurrió nada entre nosotros. Por esa casa empezó a caer mucho zamuro y de pana que me ladillé de esperar que estuviera sin visitas. Muchos años después me tocó volver a verla para darle el pésame por la muerte de la señora. Ella se había casado con un primo (no supe si el mismo que ella pilló) y tenían cuatro hijos. Su hermana se casó con un pana vecino de la zona.
Un resumen de esta historia fue una de dos que llegué a mandar a Urbe Bikini (en realidad no sé si siquiera les llegó), para que la publicaran en la sección de Sexo Para Leer. Quizás simplemente no les gustó, vaya usted a saber.
Si no nos volvemos a leer, FELIZ AÑO MIS PANAS! Se les manda un gran abrazo! Gracias por leerme!
De chama, vivíamos en Calabozo (Guárico), mi hermana y yo competíamos por todo. Quien ayudaba a mi mamá en la cocina, quien lavaba mas rápido y mejor la ropa, quien limpiaba el patio mejor, etc. No voy a negar que eramos media capochas, sin embargo, al tener hacienda y uno que otro animal en la casa, sabíamos que para reproducirse, el macho tenia que montar a la hembra. Otra cosa fue un día que llegamos donde mi tía y me metí al cuarto de mi primo sin tocar la puerta (siempre lo hacia). Lo descubrí masturbándose. El grito que pegué fue de padre y señor nuestro. Mi tía le cayó a carajazos a mi primo y mi mamá me castigó por haber entrado sin permiso a su cuarto.
Para el cumpleaños numero 45 de mi papá, estaba decidida a ser la primera en felicitarlo. No iba a dejar que mi hermana menor me ganara. Tendría yo como 14 años. Aproveché que mi papá estaba en el baño de la habitación y mi mamá había salido del cuarto. Me metí y me escondí entre la peinadora y el escaparate grande. Justo debajo del perchero, por lo que era muy difícil que me vieran. Primero entró mi mamá y cerro con llave la puerta del cuarto. Se quitó la bata y se acostó en la cama. Me di cuenta que debajo de la dormilona no llevaba nada puesto, ya que era transparente. Jamás la había visto así. Ella siempre fue muy coqueta, así que siempre andaba muy bien arreglada y maquillada. Toda una dama, como decían en mi pueblo. Esa mañana me dí cuenta que mi mamá era una mujer que estaba realmente buena. Tenia grandes tetas y un gran culo en forma de corazón. Aunque algo despeinada y sin maquillaje, seguía teniendo ese aire de señora que todos los que la conocían, le alababan.
Cuando por fin se abrió la cortina del baño, estaba lista a saltar y decir SORPRESA!, pero me detuve en seco al ver que mi papá salia completamente desnudo del baño. Las piernas me empezaron a temblar y la voz se me ahogó. Yo me quería morir. Aun así, no pude dejar de detallar a quien fuera mi progenitor. A diferencia de mi mamá, que era de piel algo oscura, mi papá era mas bien blanco. Tenia muy buen cuerpo para tener esa edad y de entre las piernas, alrededor de una mata de pelos, le colgaba una verga de importantes dimensiones. Confieso que yo no dejaba de ver aquello. Yo quería, pero no podía apartar la vista. Imagino que por la emoción de lo que estaban a punto de hacer, no se percataron de mi presencia.
Se acostó en la cama donde mi mamá se hacia la dormida y comenzó a acariciarla. Me di cuenta que mientras mas la acariciaba, mas le crecía aquello. Levantó delicadamente aquella tela que cubría a mi mamá y empezó a meter su mano entre las piernas de ella. Al fin ella abrió los ojos y con una expresión de sorpresa le dijo: Mi amor, eres tú! Casualmente estaba soñando contigo y que me hacías cosas hermosas! Comenzaron a besarse apasionadamente y poco a poco mi mamá fue empujado a mi papá hasta que se acostó. Sus besos fueron bajando por el pecho de él y se detuvo en su miembro para decirle: Feliz cumpleaños mi amor! Acto seguido, se engullo aquella cosa inmensa dentro de su boca. Lo besaba, lamia y chupaba como si fuera la cosa mas deliciosa del mundo. Mi papá gemía y a veces le agarraba el cabello a mi mamá, como para indicarle cuando subir y bajar. Ella con una mano rodeaba el miembro y con otra le agarraba las bolas y se las masajeaba. No podía creer que mi madre hiciera ese tipo de cosas. Yo, metida en mi rincón, temblaba no de vergüenza y de emoción a la vez.
Llegado el momento, mi mamá se sacó el miembro de mi papá de la boca y se subió encima de el. Lo agarró con una mano y poco a poco fue metiéndoselo dentro de ella. Comenzó a subir y bajar poco a poco y luego empezó a hacerlo mas rápido. Como mi mamá estaba de espaldas a mi, podía ver perfectamente su culo rebotando encima de mi papá. En algún momento se inclinó un poco hacia adelante y mi papá comenzó a besarle las tetas y a chupárselas. Pronto las soltó para agarrarle las nalgas y ayudarla a subir y bajar mas rápido. Ya va mi rey, todavía no, aun me falta, le decía mi mamá, pero el seguía cada vez mas rápido. Por fin mi papá comenzó a decir algo como: Ahí voy, ahí voy y sus piernas comenzaron a temblar hasta que se detuvo abruptamente. Escuché a mi mamá decirle: Ay mi rey, acabaste muy rápido! El no decía nada, había quedado como muerto o así lo pensé yo en ese momento. No importa, prosiguió mi mamá, hoy es tu cumpleaños y te lo permito, pero yo quedé a la mitad. Ella se fue levantando poco a poco y se sacó por fin el miembro de mi padre que ya no estaba tan grande como antes. De entre las piernas de mi mamá, brotaba una leche espesa. El seguía como muerto y mi mamá se acostó a su lado, viendo al techo. Se estaba masajeando sus enormes tetas y poco a poco fue bajando hasta meter una de sus manos entre sus piernas que permanecían cerradas. Su mano subía y bajaba, hasta que por fin abrió las piernas y pude ver en directo la vagina de mi mamá. Imaginé que se rebajaba los vellos porque no se veían tan abundantes como los de mi papá. Como pudo, con la otra mano fue metiendo un dedo dentro de su vagina y con la otra seguía masajeandose entre las piernas.
No se si serán vainas mías, por la posición o por el terror y la emoción que tenía, pero estoy casi segura que ella metió un dedo en su vagina y otro en su ano. Prosiguió con su masaje hasta que fue levantando su culo de la cama y se sostenía unicamente con las espalda y los pies. Cada vez se lo hacia mas rápido y llego un momento que comenzó a temblar. No como mi papá, sino diferente, como con pausas y espasmos. Me sorprendió ver la cara como de fúrica que puso hasta que por fin se detuvo y cayó en la cama como muerta pero con una gran sonrisa, al igual que minutos antes lo había hecho mi papá.
Por mi cabeza pasaban miles de cosas. Sabía que si me descubrían el castigo iba ser el mayor que jamás hubiera tenido. Luego de unos minutos que a mi me parecieron eternos, ambos se levantaron y se metieron al baño. Cuando abrieron la regadera y con el mayor sigilo, aproveche de escabullirme de mi escondite y salir corriendo a mi cuarto. Me tiré en mi cama y explote a llorar. Como mi hermana ya se había levantado pude desahogarme sola en llanto. Cuando me pude calmar, sentí una gran humedad ahí abajo. Me revisé y me di cuenta que estaba toda mojada. Creí que del miedo me había orinado, pero lo olí y no olía a eso. Era otra cosa, no sabía como describirlo ni podía preguntarle a nadie acerca de eso. Por la vergüenza no salí de mi cuarto sino bien entrada la mañana. Cuando lo hice, trate de disimular lo mas posible, pero sabia que no podía. Al pasar por el comedor, mi papá estaba leyendo el periódico y traté de que no me viera. Buenos días señorita! Le escuché decir. Hoy nos hemos levantado mas tarde que de costumbre! Como pude, le dije: No dormí bien anoche… Intenté seguir adelante, pero me detuvo su voz al decirme: ¿Y usted no me piensa felicitar? Me di media vuelta y me le acerqué. No s;e si se dio cuenta que estaba temblando y me costaba caminar. Sin que pudiera decirle nada, me agarró y me sentó en sus piernas. Solo pude abrazarlo y ponerme a llorar en su hombro… Ya mija, no se ponga así. Yo se que tu querías ser la primera en felicitarme, me dijo. Con mi voz temblorosa pude decirle: feliz cumple papi.
Mas nunca entré al cuarto de mis padres, ni el de ningún otro familiar sin tocar antes. También entendí porque mis padres salían un poco mas tarde de su cuarto los domingos y durante el día estaban mas cariñosos entre si que en otros días de la semana. Ver eso también hizo que empezara a explorar mi cuerpo para descubrir como es que ellos podían sentir esas cosas con solo tocar un punto. Intenté meterme zanahorias, pepinos, etc. Pero siempre desistí porque sentía mucho dolor. Lo que si aprendí fue a masturbarme. Las primeras veces fue raro y no creo que halla sentido verdadero placer. Solo hasta que una vez que mi papá estaba en la hacienda y mi mamá había salido con mi hermana a comprar una tela, fue que me decidí a darme dedo con calma hasta que por fin acabé. Ese orgasmo aun lo recuerdo. A partir de ese día, cada vez que podía me iba al baño o a la soledad de mi cuarto a meterme mano. Vaina que a estas alturas de la vida aun hago, me gusta mucho.
Luego de semejante historia, ambos estábamos a millón. Yo empecé a besarla por la cara y el cuello y logré quitarle la blusa. Ella me paró y me dijo que estaba muy asustada. Tenia miedo de que lo hiciéramos y saliera preñada. Dejame meter mi mano al menos, quiero sentirte. Recuerdo que cargaba una minifalda de bluejean muy de moda en esa época. Esa mujer estaba realmente mojada. Comencé a masturbarla pero de pana quería meterselo. No es que estuviera buenota y tal, pero era una mujer con mucho sexapeal. Me hizo jurarle que no se lo metería y tuve que hacerlo. Eso si, le dije, dejame hacerte acabar con mi boca! Bueno, me dijo, eso si. Luego de comerme aquella cuca tan sabrosa, ella misma me sentó, me bajó los pantalones, los interiores y comenzó a mamármelo. Avisame cuando vayas a acabar me dijo. Y así fue. Como yo estaba en el mueble y ella arrodillada enfrente de mi, cuando le quite la cara, el primer chorro le fue directo a la cara y el segundo en sus tetas. Ella no dijo nada, ni puso cara de asco, solo siguió hasta que yo terminé. Se fue a lavar y luego me trajo un paño para limpiarme.
Al día siguiente cuando la volví a ver, estaba super rara conmigo, obviamente muy apenada. Me dijo que seguro yo pensaba que era una puta o algo peor. Nada que ver le dije. Lo que si me dí cuenta es que eres rolo de inventadora. Esa vaina de echarle cenizas de cigarro al anís te voló los tapones y pues, mira que rico lo pasamos. Me dijo que eso no debió pasar nunca. Que ella no era así. Ok, no hay problema, pero igual te confieso que yo lo disfruté muchísimo. Me encantó como me lo mamaste, le dije. Si, a mi también me encantó hacértelo. Me lo quería tragar, pero me dio pena de lo que ibas a pensar de mi. ¿Me podrías confesar algo al menos? Le dije. Ella asintió. ¿Llegaste alguna vez a masturbarte metiéndote un dedo en el culo? Su cara se puso super roja y agachó la mirada. Si, me dijo. La ultima vez fue esta mañana oliendo el paño con el que te limpié anoche…
Ella fue vecina mía y por eso nos conocimos. Yo fui uno de los primeros buitres en caerles porque la hermana me pareció que estaba chevere. Ella no tanto, pero era mucho mas simpática de trato. Se vinieron del interior porque su papá había fallecido hace unos meses atrás y decidieron vender todo para venirse a vivir a mi pequeña ciudad. Nunca supe como falleció el señor, pero ella siempre hablaba muy bien de él. La señora, aunque buena moza, nunca se volvió a casar. Mas nunca ocurrió nada entre nosotros. Por esa casa empezó a caer mucho zamuro y de pana que me ladillé de esperar que estuviera sin visitas. Muchos años después me tocó volver a verla para darle el pésame por la muerte de la señora. Ella se había casado con un primo (no supe si el mismo que ella pilló) y tenían cuatro hijos. Su hermana se casó con un pana vecino de la zona.
Un resumen de esta historia fue una de dos que llegué a mandar a Urbe Bikini (en realidad no sé si siquiera les llegó), para que la publicaran en la sección de Sexo Para Leer. Quizás simplemente no les gustó, vaya usted a saber.
Si no nos volvemos a leer, FELIZ AÑO MIS PANAS! Se les manda un gran abrazo! Gracias por leerme!
¿Porque todo tiene que tener un porque? 
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