20/07/2021, 1:11:00 PM
Sé un poco del tema. Desde hace más de 10 años tengo distimia diagnosticada; así que paso por etapas en las que no quiero saber nada de nada, que duermo por muchas horas (más de 12) o que de plano duermo muy poco (3-4 horas al día). No como por días. A eso hay que sumarle el desánimo, malhumor, melancolía, etc. y todo eso que, en otros tiempos, harían que cualquiera fuera etiquetado como “emo”. También manejaba un nivel de alcoholismo considerable y de vez en cuando consumía sustancias ilegales.
Como no estaba dispuesto a tomar pastillas para modificar los estados de ánimo, decidí ir a terapia y me ayudó bastante. Algo en lo que hacía mucho hincapié mi terapeuta es que los estados de depresión no necesariamente obedecen a problemas que enfrentan las personas… a veces no tienes ningún problema, tu vida es estable y aun así, el ánimo se viene abajo; otras veces, quienes enfrentan cierto tipo de dificultades o problemas, obviamente tienen motivos de depresión.
De cualquier forma, uno de los obstáculos que aparecen cuando se enfrenta la depresión es la falta de voluntad, el no querer hacer nada… Se requiere valor para hacer algo cuando nada te motiva.
Recuerdo algunas de las primeras “tareas” que me dejó mi terapeuta y son bastante parecidas a lo que han mencionado los compañeros. En aquella época, algunas de las tareas me parecían tontas y hasta obvias, pero lo cierto es que no las estaba aplicando. Las tareas eran implicaban planear actividades y reportarlas, por ejemplo, las que me gustaba hacer de niño o aquellas que he querido hacer, pero no he podido. La idea era dedicar tiempo a planear, hacerla unas a una e ir escribiendo una bitácora sobre eso.
Otra de las tareas fue buscar a las personas con quienes mantuve una buena relación, ya fuera amigos de la infancia, familiares que no he visto en años, exnovias y excompañeros de trabajo. Escribirles un correo para preguntar cómo están o hacer una llamada telefónica con ese fin. La idea no es hablar de uno y de sus estados de ánimo, sino saber del otro para generar empatía.
También se me sugirió reorganizar mi casa (pintar, reparar, deshacerse de cosas rotas y viejas, etc.), intentar cambiar de vestimenta y conseguir una mascota o plantas.
Al día de hoy, mis periodos de depresión son pocos al año y muy breves.
Sé que es difícil afrontar la depresión, pero también sé que es posible y que merecemos estar bien. Un abrazo.
Como no estaba dispuesto a tomar pastillas para modificar los estados de ánimo, decidí ir a terapia y me ayudó bastante. Algo en lo que hacía mucho hincapié mi terapeuta es que los estados de depresión no necesariamente obedecen a problemas que enfrentan las personas… a veces no tienes ningún problema, tu vida es estable y aun así, el ánimo se viene abajo; otras veces, quienes enfrentan cierto tipo de dificultades o problemas, obviamente tienen motivos de depresión.
De cualquier forma, uno de los obstáculos que aparecen cuando se enfrenta la depresión es la falta de voluntad, el no querer hacer nada… Se requiere valor para hacer algo cuando nada te motiva.
Recuerdo algunas de las primeras “tareas” que me dejó mi terapeuta y son bastante parecidas a lo que han mencionado los compañeros. En aquella época, algunas de las tareas me parecían tontas y hasta obvias, pero lo cierto es que no las estaba aplicando. Las tareas eran implicaban planear actividades y reportarlas, por ejemplo, las que me gustaba hacer de niño o aquellas que he querido hacer, pero no he podido. La idea era dedicar tiempo a planear, hacerla unas a una e ir escribiendo una bitácora sobre eso.
Otra de las tareas fue buscar a las personas con quienes mantuve una buena relación, ya fuera amigos de la infancia, familiares que no he visto en años, exnovias y excompañeros de trabajo. Escribirles un correo para preguntar cómo están o hacer una llamada telefónica con ese fin. La idea no es hablar de uno y de sus estados de ánimo, sino saber del otro para generar empatía.
También se me sugirió reorganizar mi casa (pintar, reparar, deshacerse de cosas rotas y viejas, etc.), intentar cambiar de vestimenta y conseguir una mascota o plantas.
Al día de hoy, mis periodos de depresión son pocos al año y muy breves.
Sé que es difícil afrontar la depresión, pero también sé que es posible y que merecemos estar bien. Un abrazo.